sábado, 23 de enero de 2010

PRESBICIA.



No sé ni cuándo ni cómo empezó todo. Llegó sin darme cuenta, o lo que es peor, quise ignorar su llegada, pero al final llegó.

Me hicieron pasar a aquel cuarto lleno de artilugios raros, lentes y proyectores. Me encontré mirando a través de unas gafas con multitud de cristales que se ponían y quitaban al antojo de aquella muchacha con bata blanca. Cada vez que ella cambiaba de cristal me interrogaba, amablemente, sobre si veía mejor un grupo de letras ordenadas en filas de a seis y de mayor a menor que un proyector reflejaba en la blanca pared.

Salimos del cuarto. La muchacha menuda de la bata blanca, la interrogadora, la experta en cristalitos, le entregó un formulario lleno de garabatos que parecían números, a la que debía ser la dueña o al menos la máxima autoridad del establecimiento. Esta, una mujer de cuarenta y tantos, rubicunda y con los pómulos rojos como algunas mujeres del norte, leyó el papel y sentenció:

“Tenéis, los dos, presbicia, es decir, lo que vulgarmente se llama vista cansada”.

Nada más oír lo de presbicia sentí como un pinchazo. Me sonó feo, como a Mordicia, malicia o avaricia. No pensé en caricia o en delicia. Seguramente el lugar, tan aséptico, no invitaba a nada agradable. Las paredes estaban repletas de expositores a su vez repletos de monturas de gafas. Gafas sin ojos que, por ende, no miran, como si alguien hubiera ordenado todas las monturas que, en las fotos de los campos de concentración, amontonaban los nazis:

“A vuestra edad, y más tú por el trabajo que realizas,” –se dirigía a mí- “es lo más normal”.

Pensé que mi vista no sólo estaba cansada por mi edad y mi trabajo. Mi vista estaba cansada de ver y mirar un mundo con Haití y Munilla, con Afganistán, Irak, escáneres, con alcaldes de Vic y de Torrejón y la presidenta de la Comunidad de Madrid, que más parece la de la comunidad de vecinos de La Moraleja. Cansada de ver a mi Atleti y la programación de televisión. Seguramente mis ojos anden camino del hastío por ver números ajenos y propios, por hacer planes para un futuro incierto y por leer lo que otros escriben, sin ningún tipo de pudor ni pericia, sobre lo que fue nuestra infancia. Pero para que iba a dar explicaciones a esa señora que nos invitaba a elegir una montura mientras continuaba su didáctica charla que incluía la fatiga de no sé cual músculo de mi globo ocular y sus consecuencias:

Por eso notas que se superponen los números y las letras y tienes la necesidad de alejar los papeles para poder leer”.

“Es cierto, se me montan las letras”.
Respondí con una mezcla de resignación y humildad ante la entendida en la materia. Ella en cambio me devolvió un gesto entre condescendiente con mi léxico poco técnico y el escrúpulo que la expresión montar se me antoja le producía.

“El miércoles podéis pasar a recogerlas”.

Y llegó el miércoles, y después de pasar los últimos controles técnicos y estéticos me fui a mi casa, intentando reconocer cuanto antes el bulto que, a la altura del bolsillo derecho de mi gabán, sospecho ha de acompañarme habitualmente.

Me senté frente a la pantalla del ordenador. Me ajusté el artilugio y de repente todo lo que tenía más próximo alcanzó una dimensión diferente. Las letras del teclado habían aumentado, mis manos habían crecido. Me tentaba mirar otras partes de mi cuerpo para ver si estas a su vez alcanzaban mayores dimensiones, pero desistí de inmediato ante la posibilidad de ser descubierto.

Ahora, cada vez que leo, escribo o trabajo llevo gafas, para ver de cerca. Ojalá me ayuden a superar mi presbicia, la ocular y la emocional. Ojalá descubra que a pesar de tener cansada la vista por todas y cada una de las razones expuestas, tengo cerca, muy cerca, mucha gente maravillosa. Algunas tan cerca como la China.

“Dígame”
“¿Qué tal me oyes?”
“Muy bien hermano”
“Es que llevo las gafas puestas”
“Será por eso, ¿y qué tal?....”

14 comentarios:

Moñi dijo...

Hola compañero,
¿Te digo una cosa?, no te preocupes, ¡pa lo cai que ver!
A mí solo me preocupa cuando me miro al espejo con gafas, como es de tarde en tarde, es cuando me doy cuenta de la cara que tengo y no me gusta, menos mal que por “dentro” no me veo, ni con gafas ni sin ellas y la “piltrafilla” como siempre la veo sin gafas, ya no me preocupa. A la piltrafa de la nuestra Comunidad, debe de ser que la miro con malos ojos, igual que al del bigote con abdominales o se dice ¿abominables? y otra cosa, lo peor sería no tener “papeles” aunque los pudieras leer.

Saludos compañero

Kureka dijo...

Padre, piensa que siempre podría ser peor, te podría haber entrado calvicie, que no acaba en "icia" pero casi o yo qué sé, "ovismo" :P

En fin, para mi esto sólo significa una cosa: en las comidas familiares, a partir de ahora os puedo llamar a todos toditos: Gafotas!!!

Besos mil!!

Nacho M. dijo...

Hola Marcos:

Pues ya ves lo que pasa por ver mal. La verdad es que tienes razón en lo de "pa lo cai que ver". Pero sigo siendo un curioso irredento y siempre quiero ver y en ocasiones hasta mirar, que no es lo mismo pero....

Un abrazote.

Hola Coqui. Parece ser que sí, que vas a ser la única de esas reuniones que se libra de utilizar el artilugio. En cuanto al pelo, por ahora, va estupendamente. En la última qudada, en Navacerrada, me tocó ser "El Puma" y cantar el "Pavo Real" ¡Benditos dementes!

Besitos.

Sir Lawrence dijo...

Presbicia, ¡qué bonita profesión!, que diría nuestra inigualable Carmen Sevilla.
Ándate con ojo –y nunca mejor dicho- que la palabreja tiene una raíz que suena a PRESBitero y una terminación que parece milICIA. No sea que ambos términos se confabulen en tu contra y acabes en misiones de paz por esos mundos de Dios (o de ZP).
Con lo que me gustan tus escritos, que poco te prodigas, so vago.
Ahora dirás que tenías una disculpa: “es que no veía bien”, “es que las letras se me montaban”, “que si la abuela fuma...”
¡Paparruchas!
No me sea Vd. perezoso y, aunque le llamen “gafotas”, sea más prolijo en sus escritos, que llevo un mes pinchando en su blog y siempre pinchaba en hueso.
Prometo hacer lo mismo, aunque lo mío sea más bien “alopecia” (y general, que mola más)
Un abrazo.
Sir Lawrence

Nacho M. dijo...

Estimado Maestro:

Se bienvenido y bien hallado. La verdad es que he estado algo “vagoneta”. Entre Navidades, viajes, cierres contables, sus consiguientes aperturas y la presbicia me costaba un montón rellenar el virtual papel en blanco. Cierto es que mientras he divagado, discurrido e incluso comencé otro post, que por denso, sesudo y tristón decidí no acabar y mandarlo a tomar por las musas.

En cualquier caso llevo yo más tiempo entrando en tu blog y el número 11 maldito, que corresponde al número de comentarios de tu último post, me saluda con aire chulesco y desganado con un “¿Otra vez por aquí, pesao?

Así que no nos tengas tan descuidados que al final nos terminaremos yendo con cualquiera y por cualquier causa.

Un abrazo.

femom-m1961 dijo...

Hola Nacho...
Que decías Nacho? se amontonan la letras, a mi ya ni eso, las mías salen corriendo, si te digo como se dice te prodigues, pues con ella o sin ella cuando te pones haces que te leamos.
De la presidenta de la Moraleja no digo ná! soy oriundo de otra,pero a buen seguro, que yo no comulgo con ella (o suelo visitar a los de negro)y lo dicho, cuando salgas guárdalas en el gabán que como quieras leer ,sin ellas las vas a pasar morás!! un abrazote chavalín.

Salud para todos.

Anónimo dijo...

... Ahora es un “cuatrojos”/es un “lenteja ”/
pero ve lo que escribe y lo que piensa...".

Nacho M. dijo...

Hola Miguelón:

Así me gusta, que no pierdas las buenas costumbres, no sólo lo de leerme que se te agradece en el alma, sino lo de no comulgar ni con cuervos, ni con casposas “nacional listillas” urracas. Por lo demás cuesta acostumbrase a cargar con las gafas, con su rígida funda, de aquí para allá.

Un abrazote.

Sr. Anónimo:

Leí su Lazarillo de Tormes y otros romances y escritos que tiene por ahí. Gracias por dedicarme una coplilla.

Miguel-1961 dijo...

Para un gran chaval… hola Nacho…,
Hoy y en especial, he notado lo que és ser un amigo y la forma de demostrarlo, cosas del corazón, (lo estoy leyendo) al pasar el DVD, y leer un poema, sobrecogido el corazón quise aguantar la respiración según iba leyendo pero cuando afloran los sentimientos y los recuerdos nos sale el lado tierno y sin querer se escapa alguna lágrima, lágrimas de gratitud, lágrimas de cariño, de añoranzas y de recuerdos que me has hecho llegar al recordar aquel reencuentro y a quien en nuestra familia y algunos de vosotros llamábamos y conocisteis como “EL ABUELO” aquel que ya senos fue.
- Gracias por poner el Alma en tan grato recuerdo, que son para todos nosotros y muy especial para los compañeros, de la Quedada de Talavera, la reunión de Tudanca o la que hicimos hizo en Fuenla…… unos granitos de arena para ir levantando esa construcción que yo llamo “la amistad” que hoy nos une a todos los que formamos este grupo y de alguna manera estamos rompiendo cadenas de un pasado injusto y muy cabrón.
- Hace unos días, me decías tienes que solazarte, descansa coge fuerzas y ya sabes que aquello es tanto mio como tuyo ., quiero recordar te dije, más vale escribir poco, que nó mucho y malo, sigue así siendo como eres. Pues Chaval, me has y nos has llegado al corazón no solo a la familia y a los amigos, más llegarás a quien pueda y lea ese poema o poesía, Nacho en lo que me toca GRACIAS de corazón.
¡¡Ah!!, ¿qué decías????, que tienes la vista queeeee???? Un abrazo de un amigo.
Espero, a quien tanto respetas se encuentre mejor, mandar un saludo y un abrazo para tu antecesora(espero se encuentre bien), y tu descendencia mándala un besote y en especial a Nata y para ti Chavalín.
¡¡Salud para todos!!

Marce dijo...

Hola amigo, no me des la bronca, ya se que escribo poco, je,je,je.
Y yo que pensaba que tú nunca necesitarías gafas por la claridad con la que ves las cosas !!!!
Una ventaja vas a tener, ¿te acuerdas de chavales en las peleas ?
A mi no me podéis pegar que llevo gafas...je,je, aunque no recuerdo si eso en el Orfa valía.
Nos vemos.
Un abrazo GRANDE.

Nacho M. dijo...

Hola Miguel:

No merezco tanto, de verdad, pero, te doy un GRACIAS enorme, a ti y a los tuyos. Te pondré algún comentario más extenso en tu blog.

Marce:

Nada de broncas, todo lo contrario, me siento orgulloso de recibir tu comentario.

Ya ves, tengo que ponerme gafotas para mirar de cerca, pero para ver claro tengo amigos, aunque alguno esté un poco lejos y por el Norte.

En el orfa valía lo de las gafas, pero sólo en primera instancia, al final siempre se recurría al guárdamelas que este se va a enterar¡Y vamos si me enteré! También presencié en alguna ocasión como el carcelerillo de turno decía aquello de "quítate las gafas" y ver al compañero recibir el bofetón disciplinario en su extraña cara sin lentes. Malos tiempos.

Un abrazo enorme para los dos.

Anónimo dijo...

Bienvenido a la presbicia, amigo. Alguna ventaja tiene, por ejemplo, podrás mirar a Natalia por encima de las gafas, que eso intimida mucho. En tu caso además podrás utilizar las patillas para defensa personal; con la cabeza que tienes, te habrán puesto dos palos de jockey.
Un beso Pavo Real. Y un beso a todos.
Fdo: menschliches Bein

J.M.Quesada dijo...

Nacho.
Ya sabes de mi pereza a la hora de escribir y reconozco que mi participación en este “jardín literario”, que tan diestramente cultivas, es muy escasa.
Lo cierto, es que me resulta muy agradable, cuando después de asomarme con cierta frecuencia a esta ventana, desde donde se divisa el Sur, me encuentro un escrito nuevo.

Leo que la presbicia, se anota un tanto más a su favor incluyéndote en su nómina.
Aunque convengamos, que tu nuevo estado óptico, no es el más óptimo, ni mucho menos es pésimo. De manera que ánimo.
Ya “veras” que como tantas cosas en nuestra vida, es cuestión de acostumbrarse. Una vez acostumbrado,” veras” que incluso puede tener su parte positiva. Utilizando el truco de… Me he dejado las gafas en casa, lo siento no puedo hacerlo. Te puedes librar de algunas tareas más o menos desagradables.
Pongamos que te puedes evitar, con esa excusa, leer ciertos comentarios que últimamente nos “obsequia, el Berenjeno 169”
Nacho, podría darte la bienvenida al club, pero una cosa es tener la vista cansada y otra ser “un corto de vista”.
Ya sabes que estoy esperando tu próximo escrito.
Un abrazo.

Nacho M. dijo...

Señor Pierna:

Ciertamente me han colocado unos "clisos" bien aparentes para ver de cerca y mirar lo que valga la pena, ya los verás, pero no voy a dejártelos.
Por cierto, cuando miro a Natalia por encima de las gafas no la intimido nada, se descojona y ya está ¿Debo ensayarlo más?

Sr. Quesada:

No es que se prodigue poco, es que cuando lo hace ya ha pasado un tiempo. Estaba esperando su siempre bien recibido comentario para empezar otro escrito. Tomo nota de las potenciales ventajas de llevar gafas, en especial a las referidas a las maliciosas lecturas de Berenjeno y demás.

A los dos un abrazote enorme.