miércoles, 24 de febrero de 2010

DISTRAIDO.


Me distraigo. Debería concentrarme en lo importante que me proporciona esta corta vida. Debería pensar en escribir una historia: por ejemplo la del soldado que participó en multitud de batallas, que vio, durante algún tiempo, el horror de forma cotidiana y aun era capaz de sentir amor. Sentía un amor inquebrantable por la belleza y sobre todo por la vida, aunque la suya no fuera envidiable a los ojos del resto de los mortales. Debería viajar con él por un París de esperanzas y cielos grises, acabar sus días en la mesa del fondo de un imaginario bistró. Debería impregnarme de vino y de pastis y rematar su muerte añorando una llanura castellana soleada en primavera. Pero me distraigo.

Me abstraigo con el trabajo, tan necesario y tan material. Bendito maná en este desierto de la crisis, maldita maldición cainita. Cuento con afán la aséptica historia, aunque no siempre limpia, de la riqueza de otros y me olvido de tus ojos. Sufro el justiprecio y la amortización de los bienes ajenos que no se han de codiciar. Me pierdo en el laberinto de la incertidumbre, la ansiedad que provoca el retorno a la miseria sin darme cuenta de que nunca me abandonó del todo, sigue por aquí, emboscada en mis genes. Y así no veo pasar el tiempo implacable por tu figura y me apena pensarlo y pensar que a mí me pasa lo mismo. Me chivan las canas y los pelos de las orejas y de la nariz y mi desgana y mi fatiga que el tiempo ha pasado y ya no te bebo con el ansia que la sed juvenil me proporcionaba. Nos proporcionaba. Pero a veces salgo de mi abstracción y brilla la luz de tu sonrisa. Siempre estas ahí, pidiendo poco y dando mucho, para lo bueno y lo menos malo. Es terrible caer en la cuenta de que nadie nos devolverá los tiempos ganados por otros y perdidos para beneficio de los mismos. Ayer un niño me confesó que los elixires son patrañas y que los reyes magos son los abuelos, disfrazados de góticos, de reyes góticos, se entiende.

Me distraigo en las jaquecas que me producen mis torpes agudezas de recuerdos y mi madre me tala la peana. Es impúdico quejarse delante de según que gente. Privilegios de pobre vivir algo mejor que tu semejante. A mayor privilegio peor peana ¡Benditas ecuaciones “quesadianas”!

Me engatusa el hastío cotidiano y me alelo ante los pasatiempos que esta sociedad nos provee. De esta manera no viajo con aquella mujer que decidió dar cortes de manga al pasado, que se salto convencionalismos y supersticiones. Nadie dejará testimonio de su paso. O sí, si al final logro relacionarla con un soldado, ese que vivió mil batallas, de uniforme, entre Brunete y Dunkerque, de paisano, entre La Puerta del Sol y Montparnasse. El mismo que morirá siendo un proyecto de poeta y un docto borracho, olvidado en la memoria histérica de un país que no necesita pasado.

Y como siempre me tiene atolondrado el miedo al turismo en contraposición al viaje. Me atolondro y pierdo el tren que me ha de llevar de Cádiz a Shangai, de los chicharrones al arroz, del carnaval al año del tigre. Y por eso sé que llego tarde y no tomo el avión de Linares a Brooklyn haciendo escala en Caspueñas. Lo desprecio porque en Nueva York no saben de callos, entresijos y boquerones en vinagre. Antes pasar por atrevido ignorante que por miedoso.

Me entretiene el ruido de la calle, el ruido de las casas. El ruido de la mala baba, la bronca, la pobreza de melodía y acabo por no escuchar la música que ayer agitaba mi espíritu. Temo que al poner el soporte digital en vez de acordes y falsetes la voz del interprete me hable de abandonos, de lejanías y dejadez. Me da una pereza de siglos explicarle las distracciones que sufro y no quiero mendigarle canciones como mendigo besos y senos y tibiezas extinguidas. Me enfurruño como un niño: yo no beso, tú no cantas. Ni que decir tiene que no me asomo a un concierto, temo que un cañón de luz me deslumbre y una voz en off me cuente como le ha ido desde la última vez. Milito fervorosamente en la realidad y me dan ganas de gritar: ¡Vivan los servicios informativos! ¡Pónganme mil desgracias sobre la mesa!

Y como me distrae la lluvia me olvido de la esperanza. La memoria no me asiste para contarme que habrá soles y viajes, amigos y música y que al final el último pensamiento de aquel soldado, mientras apuraba su último cigarrillo, fue que valió la pena, siempre lo vale.

¡Puta lluvia de los cojones!

Y así pasan los días, las semanas, los meses y los años. Pasan como un espiral, no sé si centrípeto o centrífugo. Me la pela los espirales y sus trayectorias. La realidad se va comiendo a la fantasía y al parecer la vida es tragarse fantasías y engordar realidades hasta que seamos engullidos por la realidad última, la innombrable. Entonces ya dará igual los recuerdos de una borrachera parisina que nunca ocurrió.

¡Qué cosas pienso! Serán fruto de la distracción.

17 comentarios:

Kureka dijo...

Precioso papá :) A ver si mañana te encuentro, que con la mudanza yo ando también algo despistada, eso sí, no dejo de esperarte en Shanghai, te pongas como te pongas. Besos mil.

Nacho M. dijo...

Hola Amor:

Pues no nos encontramos. Las mudanzas tienen eso. Espero que os haya quedado muy bien vuestro nuevo hogar y me reservéis un sitito donde pasar la resaca que me dejará el jet-lag mezclado con canguelo. Iré a Shanghai, no se cuando, pero iré.

Me alegro de que te guste el relato. Nos vemos de momento por la red.

Besitos.

Moñi dijo...

Hola macho Nacho,
No te atolondres. El caso es que quizá las gafas, ya te dije que ¡pa lo que hay que ver!. Me preocuparías si fueras dama, aunque puede ser…, la pitopausea, el invierno, lo que ves en los demás. Nos están jodiendo compañero, pensamos más en los que vienen detrás que en nosotros, pero creo que le pasa a todo hijo de buena madre. Confórmate con una peana aunque se raje, de los pedestales suelen ser más duras las caídas.
Muy bueno lo tuyo, habrá que releer y reflexionar.

Saludos

Kureka dijo...

Vale papá, pero ten cuídado no se te pase la fecha, que yo volveré a Madrid, no sé cuando, pero volveré :) Muacs.

Nacho M. dijo...

Hola Marcos:

Los pequeños agobios cotidianos nos distraen de las verdaderas razones para vivir y encima está siendo un invierno duro, tanto en lo climatológico como en lo social. A los que estamos en el otoño de nuestras vidas nos pesan cada vez más estas cosas. En fin, que parafraseando al cantautor que no me canta porque yo no beso:"...hasta que a la larga nos tape el invierno".

Razón llevas cuando hablas de pensar en los que vienen detrás. ¿Qué es lo que verdaderamente heredarán de nosotros? ¿Qué mundo les vamos a dejar? Pero ya va siendo hora de que se enteren de que, lo que quieran tener, se lo han de empezar a currar ellos.

Un abrazo.

SIR LAWRENCE dijo...

Perdona Nacho, esto que escribes es más profundo que lo mío. Necesito tiempo para la reflexión, el análisis y el comentario.
Ten paciencia, acbo de leerlo.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Muy bonito y emotivo. Me gusta. Más o menos como Erik Satie: me gusta aunque no lo acabe de entender siempre.
¡Yo también quiero ir a Shanghai antes de que vuelvan! Al fin y al cabo, es uno de los sitios del planeta donde no debo dinero (conscientemente)...
Un beso Murieles, y también a todos los demás, que ya se os coge cariño,
Die Onderste Ledemate wat jy wou albei

SIR LAWRENCE dijo...

Me distraes.
Y me haces pensar.
Soldado viajero harto de mil batallas en busca del reposo, del agua fresca, del tiempo perdido.
Luces de bohemia, París o Tombuctú. Glamour y pasarela, desierto y arena... ¿tú, qué te pides?
Deja de pensar en amortizaciones y balances, en plata ajena, en maravedíes del medievo, en sestercios... Al César, lo suyo.
Para ti, el olor, los labios, la mirada de esa flor que adorna tu casa. Ponte el gorro de paseo, olvida tus canas, viaja. No al sur, no a París, no a Tombuctú, vete más lejos... ¡a la Gran Muralla!
Allí alguien te espera. Alguien que te quiere y a quien quieres, te espera. Corre, salta, vuela...
No te emborraches de fantasías, ni de recuerdos.
La vida es efímera, el amor no es eterno. Lánzate a la batalla, soldado, muere si has de morir, pero no mueras sin vivir.
Un abrazo.
Felicidades a todas esas mujeres trabajadoras (es decir, a todas las mujeres) a las que alguien tuvo la feliz idea de dedicarles un día; cuando en realidad lo que se merecen es toda una vida de agradecimiento.

Nacho M. dijo...

Estimado Pata:

Haré lo posible para que vengas a Shanghai, raro lugar donde tu morosidad aun no ha dejado huella.

Mientras tanto sigue en tu lucha por mejorar, por perfeccionarte en alma y espíritu, en tu inquietud por ampliarnos nuestros horizontes, pues gracias a ti ya sabemos como se dice pierna hasta en tagalo. Cultívate, no te medres porque al final está la meta, el glosario de la perfección. Brega hasta alcanzar incluso la maravillosa locura de Satie (por cierto ¿el Cavadas fue alumno suyo, no? Creo que eran casi de la misma quinta y compartían una oreja) Lo dicho, fájate contra la ignorancia que todos albergamos y de esta manera, al final, cuando creas que tus fuerzas te han abandonado, lograrás en un apoteosis de sabiduría dejar de ser Anónimo y poner tu nombre en el blog.

Besos varios, Bill Gate de La Alcarria.

Nacho M. dijo...

Hola Sir:

En realidad lo que me duele es ver lo deprisa que todo pasa y lo poco que disfrutamos de lo realmente importante. Eso que en el fondo es, como bien dices, morir sin haber vivido.

Todo el escrito es una queja camuflada, porque quejarse en ocasiones es muy necesario, pero puede llegar a ser obsceno y es bueno saber escoger el momento y el oído idóneo para hacerlo.

No sé si superaré mi cerval miedo a volar, pero lo intentaré.

Termino contestándote a tu inicial pregunta: me lo pido todo, que para restar siempre hay tiempo y siempre y puntual llega el tío Paco con las rebajas.

Gracias Maestro, un abrazo.

Miguel-1961 dijo...

Hola Nacho, con este post ya sí, que me dejas desarbolado no esperaba menos de ti, pues he tenido que leer, y releer hasta centrarme en cada uno de los pensamientos que nos dejas escritos, mi poca virtud e ignorancia en el mundo de las letras se me hace harto difícil contestarte, entender y sopesar la profundidad de este escrito, pero le voy “poco a poco” entendiendo y sitúo a ese soldado en cada escena y toma de este rodaje, el rodar por una vida. Ese soldado de pensamientos profundos con batallas por cumplir, otras ganadas y quizás alguna perdida, pero ante todo luchando por quien le rodea y lo que esta corta vida le depara.

Vence a esos miedos y vuela a Shanghái, con esa joya de rubios cabellos que hoy es tu mejor apoyo y veras que el mundo es un pañuelo, ¡úsalo! disfruta de quien te rodea y verás en él una partitura de música y de letras.
¡Grita! y ¡Grita cuanto quieras!, porque siempre tendrás a alguien en lo cercano y en la lejanía que te escucha, pues aunque tú pienses que estas… “Distraído”, siempre habrá quien piense que estás muy atento a estas cosas que nos brinda esta corta vida. ¿Oigo? Leo tu Canto o Loa de protesta, la de un soldado que dice que pasa la vida, más bien somos nosotros los que vamos pasando y en ¿ese último? Cigarrillo, yo te digo soldado ¡Que sí! ¡Que si ha merecido la pena!
Porque a mí, y quienes te conocemos sí ha merecido la pena.

Un besote, para ti y tus niñas.
Un abrazo para todos los que por aquí te dejamos algunas letras.

¡Joder Nacho! ¡En este escrito te has superado!
Vuelvo de nuevo a leerlo y hacer uso del diccionario, jajaja Ciao….

Nacho M. dijo...

Hola Miguel:

Vamos por orden. Lo primero es que tu virtud, como lo llamas, a la hora de leer y expresarte, crece y en consecuencia tu ignorancia mengua ¿Acaso lees y escribes igual que hace un año? Yo he visto tu evolución, tu empeño y tu entusiasmo. Es envidiable.

Todo es relativo, eso también es parte del escrito. Hay tristes ricos y felicísimos pobres, hay soldados bregados en mil batallas que aman la vida y adocenados seres, que en su comodidad, la desperdician continuamente; los estereotipos no siempre son válidos. Y luego estamos la inmensa mayoría, los que estamos en permanente búsqueda, los que vivimos con las dudas propias y con las que nos dan prestadas, con alto interés, los que se aprovechan, de una u otra manera, de nuestros esfuerzos.

Siempre me alegra tenerte por aquí, también por allá, por todos los lados donde nos vamos reencontrando.

Un abrazote.

Anónimo dijo...

Chache, me ha encantado, como siempre, brillante, profundo, hermoso, como siempre. Te voy a pedir un favor, dejate de distracciones y escribe. Estas preciosas perlas que vas dejando caer estan bien, pero yo necesito el "tesoro" completo. No seas "egoísta" y comparte con los que te queremos tu talento.
Muchos besos Chache, te quiero "un güevo".

Anónimo dijo...

Se me olvidaba, si el Pata vá a Shangai, yo también, viajar con un chino tiene sus ventajas.
Bss.

Nacho M. dijo...

Gracias Hermano por pasarte por aquí. Gracias por tus sentimientos, que son recíprocos. Nos iremos a China o al Cabo. Los tres, como en los viejos tiempos.
Un besazo.

Queipo dijo...

Nacho
Veo que eres soñador , te gusta pensar, y mirar a tus alrededores , algo de melancolía con rabia de no poder hacer mas, te preocupas del tiempo que pasa y hace, don de poesía en días de estimulaciones que bajan y suben.
En una palabra me gustan tus escritos, son para leerlos despacio y al mismo tiempo te obligan analizar, ¡Ya sabes lo que eso me gusta a mí!
Un saludo majete

Nacho M. dijo...

Gracias Toni:

Veo que al final te las has apañado para poner el comentario. Sé que andas liadísimo y por ello le doy mayor aprecio a tu aportación.

¡Salve!